Según un estudio publicado en «The Lancet», 5,5 millones de bebés mueren al año poco antes o después del parto. Al día, esa cifra asciende a 8000 recién nacidos que mueren y 7000 recién nacidos muertos. Por lo tanto, científicos de la Facultad de Higiene y Medicina Tropical de Londres (London School of Hygiene & Tropical Medicine) ven la necesidad de tomar medidas urgentes.
«En la mayoría de los países, a los recién nacidos muertos no se les realizan certificados de nacimiento o defunción, lo cual los hace de algún modo invisibles», criticó el autor principal del estudio, Joy Lawn. «El hecho de que la gran mayoría de estas muertes, que tienen un efecto enorme en las mujeres y familias involucradas, nunca se incluya formalmente en los sistemas de registro de salud de un país significa la aceptación de que esas muertes son inevitables, y en definitiva se vinculan con la falta de acción».
En general, la tasa de recién nacidos muertos ha disminuido desde la década de 1990 (hasta 2012 con un promedio de un dos por ciento anual), aunque a un menor grado que la mortalidad infantil y materna en los 195 países incluidos en la encuesta. La mitad de las muertes ocurren en solamente cinco países: India, Nigeria, Pakistán, China y la República Democrática del Congo. En 2012, ocho de cada nueve países con tasas de mortalidad neonatal de más de 40 por cada 1000 nacimientos de bebés vivos pertenecían al África subsahariana.
Si las tendencias continúan en esta línea, deberán transcurrir otros cien años para que los bebés de África tengan las mismas probabilidades de supervivencia que los de Europa y América del Norte, señaló Lawn. «Nuestros hallazgos indican que existe una urgente necesidad insatisfecha de ofrecer atención oportuna y de alta calidad tanto a las madres como a los bebés en los momentos cercanos al parto». Se necesitan mayores inversiones y planes de acción para la prevención de este número elevado de muertes.