El índice de mortalidad infantil global aún es muy alta, según el información difundida por UNICEF «Una promesa renovada». Anualmente, un millón de recién nacidos fallecen durante su primer día y 2,8 millones mueren durante las primeras cuatro semanas de vida. A pesar de ello, el informe también afirma que el desarrollo muestra un cierto grado de esperanza. La tasa de mortalidad infantil está decreciendo, mientras que la tasa de supervivencia infantil en los países subdesarrollados (excepto en África del sur) se acerca a la de los niños en áreas más ricas. La mortalidad entre los niños menores de cinco años también se ha reducido al 50 % desde principios de la década de 1990: de 12,7 millones a 6,3 millones.

Según dicho informe, se pueden prevenir algunas muertes tomando medidas simples y económicas previas, durante y después del nacimiento. Sin embargo, los sistemas sanitarios a menudo no aportan ayuda en estas ocasiones, particularmente para los más pobres. El acceso a los servicios sanitarios está distribuido de forma desequilibrada para madres y recién nacidos, no solo de un país a otro sino también dentro de los mismos países.

Aproximadamente la mitad de las mujeres embarazadas no se someten a la cantidad mínima de cuatro reconocimientos. Etiopía, Bangladesh, Nigeria y Kenia tienen la sanidad menos segura para las mujeres embarazadas, además de la tasa de mortalidad infantil más alta.

En 2012, uno de cada tres niños nacieron (44 millones a nivel mundial) sin la atención médica correcta. Los partos prematuros y las complicaciones durante el parto son las principales causas de mortalidad infantil, y aunque amamantar a un recién nacido en su primera hora tras nacer puede reducir el riesgo de muerte sobre un 44 %, se practica en menos de la mitad de los casos, tal y como declara el informe de UNICEF.

Según UNICEF, la desigualdad social es además un problema. Una mejor educación y mayores ingresos de la madre aumentan las posibilidades de supervivencia para el niño, como es lógico. “Tenemos que asegurarnos de que las posibilidades, si existen, se hagan efectivas, y hacer que cada contacto entre la madre y el profesional sanitario se tenga en cuenta. Se debe hacer mucho más para llegar a las madres más pobres”, afirmó Geeta Rao Gupta, viceconsejera delegada de UNICEF.
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