El estudio de la Universidad de Stanford (USA),valora los partos prematuros,sobre todo antes de la semana 28.

El trabajo,de “Paediatric and Perinatal Epidemiology”, no encontró relación entre la obesidad materna y los partos prematuros que se producen entre las semanas 28 y 37. La diferencia sugiere que el nacimiento prematuro puede tener diferentes causas en distintas etapas del embarazo, cosa que considero bastante interesante y lógica.

Los nacimientos prematuros afectan a uno de cada nueve embarazos o más de medio millón de bebés estadounidenses por año. La prematuridad puede implicar problemas para elniño en el futuro, como parálisis cerebral, retraso en el desarrollo y problemas de visión o audición, siendo los bebés que nacen antes de las 28 semanas de embarazo los que tienen un riesgo en especial.

Estas altas tasas de nacimientos premturos, ha hecho que en USA se hayan creado centros específicos para dichos casos.

Este estudio, que evaluó casi todos los nacimientos en California entre enero de 2007 y diciembre de 2009, ha sido el mayor de su tipo en buscar relaciones entre la obesidad materna y la prematuridad. Para centrarse en los partos prematuros espontáneos, los investigadores no incluyeron a las mujeres que estaban embarazadas de mellizos o más, así como las mujeres con enfermedades anteriormente relacionadas con la prematuridad, como la diabetes, la presión arterial alta o la preeclampsia.

Así, el equipo tuvo cerca de un millón de nacimientos para evaluar, que fueron clasificados según la edad gestacional y en los que se consideraron muchos factores de la madre (índice de masa corporal, la raza/etnia, si eran madres por primera vez, el nivel de instrucción, , la fuente del seguro de salud, la edad de la madre, cuando se inició la atención prenatal y talla materna).

Para las madres primerizas, la obesidad se vinculó con un aumento sustancial en el riesgo de parto antes de las 28 semanas de embarazo. El riesgo fue mayor en las edades más tempranas de la gestación y también con la presencia de los niveles de obesidad más alto. Por ejemplo, blancas no hispanas que eran madres por primera vez en la categoría de más obesas tenían seis veces más probabilidades que las de peso normal de dar luz a un bebé de entre 20 y 23 semanas.

Las mujeres obesas que estaban embarazadas de su segundo hijo o posteriores también presentaban más probabilidades de dar a luz de forma muy prematura, antes que las mujeres de peso normal, aunque el riesgo fue menos pronunciado que para las madres primerizas.

En general, las mujeres afroamericanas se enfrentan a un mayor riesgo de parto prematuro que otras poblaciones, por lo que los autores se sorprendieron al encontrar que el efecto de la obesidad sobre el parto prematuro no se explica por el origen racial/étnico de la mujer. El hallazgo indica que hay algo acerca de la obesidad en sí que es un desencadenante del nacimiento prematuro que puede o no estar vinculado con otros factores, como los patrones socioeconómicos, que sitúan a las mujeres afroamericanas en mayor riesgo.