La tasa de abortos, debido al deterioro de la calidad ovocitaria, aumenta en más de un 51% de los 40 a los 44 años, por lo que cada vez hay más parejas necesitadas de reproducción asistida y en los casos de estimulación ovárica o de implantación de embriones aumentan las posibilidades de embarazo múltiple.

Así pues, el primer problema que una mujer mayor de 35 años puede encontrarse al decidir ser madre a partir de esa edad es el descenso de su fertilidad. Existen también algunos riesgos adicionales relacionados con el embarazo pasados los 40.

En España,la media de edad para tener el primer hijo se sitúa en torno a los 31 años. La incidencia de los embarazos en la cuarentena es baja, pero aun así significativa, con un aumento progresivo de embarazos tardíos que llegan a buen término a medida que avanza la tecnología médica y la capacidad de matronas y obstetras para anticipar posibles complicaciones, independientemente de que se trate de una gestación espontánea o a través de un tratamiento de reproducción asistida.

A los 40, comienza a hacerse patente el envejecimiento de las células y también se pueden presentar las primeras manifestaciones del acortamiento de los ciclos. La mujer, de forma natural, trabaja para disminuir las posibilidades de embarazo a medida que esta se acerca a la menopausia.

Por ese motivo, las parejas con problemas de concepción, tanto por causa femenina como masculina, se ven necesitadas de acudir, cada vez en mayor medida, a técnicas de reproducción asistida. Por ello, en los casos de estimulación ovárica o de implantación de embriones se multiplican las posibilidades de tener un parto múltiple, lo que implica mayor índice de aborto espontáneo, de prematuridad y de cesárea.

Entre los riesgos más importantes de un embarazo tardío se encuentra la posibilidad de anomalías cromosómicas.

Este riesgo aumenta con la edad de la mujer y, para conocer o descartar estos problemas, suele acudirse a la amniocentesis o a otras pruebas de diagnóstico prenatal de menor riesgo, aunque se trata solo de exámenes informativos, que no permiten corregir ninguna alteración.

Otro riesgo es la hipertensión arterial, y es que hasta un 15% de las mujeres embarazadas registran presión alta durante el periodo de gestación, una incidencia que afecta tanto a la madre como al niño. Es importante señalar que en los extremos de edad, por debajo de los 20 y por encima de los 40, el riesgo de padecer hipertensión se duplica.

Otro riesgo es el parto prematuro.

Por último,  el riesgo de diabetes gestacional, que es la alteración metabólica más frecuente en el embarazo de edad avanzada y afecta al pronóstico de la madre (con posibles infecciones de orina, aumento excesivo de peso o parto prematuro) , es otro factor a tener en cuenta.

Un saludo.