Puede hacer a las mujeres vulnerables a los factores desencadenantes de los ataques de migraña, como el estrés, la falta de sueño o ciertos alimentos.
Los investigadores han sabido durante mucho tiempo que las hormonas sexuales como el estrógeno juegan un papel en la migraña, pero ha habido poca investigación sobre cómo funciona. Ahora, un estudio muestra que en las mujeres con antecedentes de migraña, los niveles de estrógeno pueden caer más rápidamente en los días previos a la menstruación que en el resto de mujeres sin la patología.
Para otros patrones hormonales, no hubo diferencias entre las mujeres con migraña y mujeres que no tenían migraña. El estudio, publicado en la edición digital de la revista «Neurology», también mostró que las mujeres con antecedentes de migraña tenían un ritmo más rápido de disminución de estrógenos, independientemente de si tenían una migraña durante ese ciclo.
«Estos resultados sugieren que un proceso ‘de dos golpes’ puede vincular la retirada de estrógenos a migrañas menstruales. Una disminución más rápida de estrógenos puede hacer a las mujeres vulnerables a los factores comunes desencadenantes de los ataques de migraña, como el estrés, la falta de sueño, los alimentos y el vino», señala la autora del estudio, Jelena Pavlovi, del Albert Einstein College of Medicine/Montefiore Medical Center, en Nueva York, Estados Unidos.
Para el estudio, los investigadores revisaron la historia de la migraña, los dolores de cabeza diarios y los datos hormonales de 114 mujeres con antecedentes de migraña y 223 mujeres sin antecedentes de migraña. Las mujeres tenían una edad media de 47 años.
Los investigadores midieron los niveles hormonales de muestras de orina diarias durante un ciclo mensual; los niveles hormonales pico de los participantes, los niveles promedio diarios y las tarifas diarias de declive hormonal durante los cinco días siguientes a cada pico hormonal en sus ciclos.
En los dos días después el nivel pico estrogénico en la fase lútea del ciclo, que es el tiempo después de la ovulación y antes de la menstruación, los niveles de estrógeno en las mujeres con migraña se redujeron en un 40% en comparación con el 30% de las mujeres sin migraña.
La tasa disminuyó 34 picrogramos por miligramo de creatinina (pg/mgCr) en mujeres con migraña en comparación con 23 pg/mgCr en mujeres sin migraña. «Los estudios futuros deberían centrarse en la relación entre los dolores de cabeza y los cambios hormonales diarios y explorar las posibles bases de estos resultados», apunta Pavlovi.
Las limitaciones del estudio son que entre las participantes sin migraña había proporcionalmente más mujeres chinas y japonesas y más mujeres de raza blanca y negra en el grupo de migraña. El nivel de hormonas sexuales puede variar en función de las diferencias raciales y étnicas.
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