Un tipo de terapia hormonal sustitutiva puede proteger la memoria de algunas mujeres, según un nuevo estudio dirigido por la Universidad del Sur de California (USC), en USA. Los datos de los científicos son los últimos en indicar que la terapia hormonal sustitutiva puede tener algunos beneficios, profundizando en las discusiones científicas sobre los pros y los contras del tratamiento de la menopausia.
«El estudio sugiere que el tratamiento con estrógenos después de la menopausia protege la memoria necesaria para las tareas cognitivas a corto plazo de los efectos del estrés», afirma la autora principal del estudio, Alexandra Ycaza Herrera, investigadora de la Escuela de Gerontología de la USC, cuyo trabajo se publicó en el Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism.
Anteriores estudios han señalado posibles riesgos para la salud del tratamiento: una terapia de combinación que usa estrógeno y progesterona se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer de mama, enfermedad cardiaca, ictus y tromboembolismo.
Los investigadores detectaron que las mujeres que seguían una terapia con estrógenos solo presentaban niveles más bajos de la hormona del estrés cortisol y tenían un mejor desempeño en las pruebas de «memoria de trabajo» tras la exposición al estrés en comparación con las mujeres que recibieron placebo.
La memoria de trabajo permite que el cerebro conserve la información inmediatamente disponible para el procesamiento, como cuando una persona utiliza una lista de la compra mental para recoger artículos o cuando un alumno tiene en cuenta números específicos cuando un profesor lee un problema verbalmente en clase de matemáticas. Los estudios han documentado que el estrés puede afectar la memoria de trabajo.
Para medir el efecto de la terapia de estrógenos en la memoria funcional bajo estrés, Ycaza Herrera (directora del estudio), reclutó a 42 mujeres con una edad promedio de 66 años del USC Early Intervention con Trial with Estradiol. La mitad de las mujeres posmenopáusicas habían recibido estradiol, un tipo de terapia de estrógenos, durante aproximadamente cinco años, mientras que las otras habían recibido un placebo.
Cada participante visitó la USC dos veces. Para inducir una respuesta al estrés durante una visita, los investigadores pidieron a las participantes que sumergieran su mano en agua helada durante aproximadamente tres minutos. Como experimento de control, durante otra visita, las participantes sumergieron su mano en agua tibia.
Antes y después de cada visita, los científicos recolectaron saliva para medir los niveles de cortisol, estrógeno y progesterona en las mujeres, además de realizaron una prueba de memoria. Todas las mujeres se desempeñaron igual de bien en la tarea tras el experimento de agua caliente; pero tras el agua helada, las mujeres que tomaron el placebo experimentaron un aumento en los niveles de cortisol y demostraron una disminución en la función de memoria de trabajo.
Por el contrario, las mujeres que recibieron terapia con estrógenos tuvieron un aumento menor de cortisol y no mostraron una disminución en la función de memoria de trabajo. «La terapia de reemplazo hormonal puede no ser adecuada para todas las mujeres, pero las mujeres deben poder hablar de este tema con sus médicos», concluye Ycaza Herrera.
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