A pesar de ser prevenible.
Los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) han informado sobre casos de cáncer asociados al virus del papiloma humano (VPH), los cuales continúan en aumento. El estudio también señala que el 79% de los casos que se reportan se pudieron prevenir con la vacuna contra el VPH. ¿Por qué no ha ocurrido?
En EEUU se reportaron cerca de 40.000 casos de cáncer asociados al VPH al año, entre 2008 y 2012; en el período de estudio anterior, 2004-2008, el promedio fue de 33,369 anuales. Este tipo de cáncer suele aparecer en el cuello, la cabeza, y en los genitales y órganos reproductores de hombres y mujeres, siendo los más comunes el de cuello uterino, en las mujeres, y el de orofaringe, en los hombres.
Los datos de los CDC no solo muestran una tendencia sostenida al aumento, también hablan de que 28,500 de esos casos se pudieron prevenir con vacunas como la antipapilomavirus 9 valente, cuya aplicación está dando excelentes resultados. Sin embargo, la realidad difiere de la teoría, especialmente cuando se trata de la población hispana.
Desde el año 2011, el National Council of La Raza (NCLR) y su Institute for Hispanic Health han estado analizando cuáles son las barreras que podrían existir en la población latina para la prevención del VPH.
Las mujeres entrevistadas estaban totalmente ajenas la relación entre el VPH y el desarrollo de cáncer de cuello uterino y no tienen suficiente información sobre la vacuna como para dar una opinión. Prácticamente no conocen las maneras de prevención del virus y lo poco que saben a menudo es erróneo. Tanto hombres como mujeres dicen que hacen falta campañas dirigidas específicamente a los latinos.
Alejandra Gepp, directora asociada de NCLR recomienda diseñar iniciativas que sean cultural y lingüísticamente apropiadas y que tomen en cuenta los valores culturales de la población latina. También sugieren que la información sobre la vacuna intente derribar creencias erróneas de la gente, como que “vacunar a las niñas es darles licencia para que tengan sexo o que la vacuna es necesaria solo cuando la niña o niño están sexualmente activos”.
Hunter Handsfield, profesor en el Center for AIDS and STD de la University of Washington indica que la mayoría de los departamentos y organizaciones de salud, como el American Congress of Obstetricians and Gynecologists y la American Academy of Pediatrics, están trabajando en este tema.
“Sin embargo, se necesita tiempo para difundir este tipo de mensajes y la financiación de estos programas no es ilimitada. En algunos casos, la política conservadora y actitudes religiosas han tenido resultados negativos en la educación y en la promoción de la vacunación”, explica.
El experto concluye que lo más eficaz sería la ofrecer la vacuna sin coste para todos los jóvenes antes de que sean sexualmente activos. “Por desgracia, sólo unos pocos países industrializados pueden permitirse este tipo de programas y la mayoría, como Estados Unidos, tienen impedimentos sociales y políticos para implementarlos”.
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