Particularmente contra anormalidades cervicales de alto grado, que son más propensas a desarrollar cáncer de cuello uterino.

Las mujeres jóvenes que han recibido la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) a través de un programa en la escuela tenían un menor número de anomalías en las células cervicales cuando se les detectó cáncer de cuello uterino, según las conclusiones de un nuevo estudio publicadas en «Canadian Medical Association Journal».

«Ocho años después de un programa de vacunación contra el VPH en las escuelas iniciado en Alberta, tres dosis de vacunación contra el VPH han demostrado beneficios a corto plazo, en particular contra anormalidades cervicales de alto grado, que son más propensas a desarrollar cáncer de cuello uterino», escribe Huiming Yang, director médico de los programas de cribado de los Alberta Health Care, en Calgary, Alberta, Canadá, con coautores.

Alberta tiene un programa de vacunación contra el VPH en las escuelas y un programa de cribado poblacional de cáncer de cuello uterino. En 2008, la provincia introdujo la vacunación contra el VPH para niñas de 5º grado (10-11 años) y un programa de puesta al día de tres años para niñas de 9 º grado (14-15 años de edad); y en 2014, se amplió para incluir a los niños. El programa ofrece tres dosis de la vacuna que protege contra dos cepas de VPH, que representan el 70% de todos los casos de cáncer de cuello uterino.

Para determinar si la vacunación contra el VPH tuvo un impacto en los resultados de la prueba de Papanicolaou (Pap) -citología vaginal–, los investigadores analizaron los datos de la primera cohorte de mujeres que participaron en el programa de vacunación de Alberta tanto en la escuela como en la detección del cáncer de cuello uterino.

Las 10.204 mujeres en la población de estudio nacieron entre 1994 y 1997 (de 18 a 21 años) y vivían en la provincia antes de 2008. Del total, 1.481 (14,5% ) fueron casos –es decir, tenían anomalías detectadas durante el cribado cervical– y las restantes 8.723 (85,5%) eran controles –sin anomalías cervicales detectadas–. Entre los casos, la mayor parte (1.384 mujeres o 93,5%) tenían anormalidades cervicales de bajo grado, y las 97 restantes (6,5%) presentaban anormalidades de alto grado.

Más de la mitad de las participantes en el estudio (56%) no estaban vacunadas y el 44% había recibido una o más dosis de la vacuna contra el VPH antes de ser seleccionadas para el cáncer de cuello uterino. De las mujeres que habían sido vacunadas, el 84% recibió tres o más dosis y entre las no vacunadas, el 16,1% presentaba anormalidades cervicales, en comparación con 11,8% en el grupo de todas las vacunas.

«Con la vacunación contra el VPH basada en la población, las pautas para la detección del cáncer cervical pueden necesitar incluir una edad más avanzada para la edad de iniciación de detección y/o un intervalo más largo entre las proyecciones», escriben los investigadores. Los autores esperan que sus hallazgos y la investigación futura permitan mejorar los esfuerzos de prevención primaria y secundaria, integrando la vacunación contra el VPH y los programas de cribado de cáncer de cuello uterino.

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